Elevar el nivel de investigación, desarrollo e innovación de un país se encuentra entre las prioridades de un Estado debido a que los beneficios que se obtienen de ella, mejoran la calidad de vida de los ciudadanos, producen avances sociales, así como también regeneran las condiciones ambientales.

El caso de Ecuador no es la excepción, donde se ha procurado potenciar las actividades ligadas a investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) a través de políticas de apoyo, préstamos, y bonificaciones. El incorporar estos componentes dentro de la estructura orgánica de las universidades se lleva acabo con la intervención de las diferentes entidades que regulan el sistema educativo en el Ecuador.

La Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt) es el ente rector de la política pública de educación superior. La Senescyt se enfoca en el desarrollo estratégico del país mediante la formación de talento humano y desarrollo de investigación científica a través de la ejecución y evaluación de políticas, programas y proyectos.

Promover el desarrollo de la investigación científica, por tanto, se alinea a la creación de una sociedad que tiene como premisa principal la generación de nuevos conocimientos. Conocimientos que contribuyen a la transformación de la matriz productiva, a lo establecido en el plan nacional del buen vivir, y al “Principio de Pertinencia”, establecido en la Ley de Educación Superior, mismo que consiste en que la educación superior responda a las expectativas y necesidades de la sociedad, a la planificación nacional y al régimen de desarrollo.

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Autora: María de los Ángeles Zambrano, docente de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanísticas | Escuela Superior Politécnica del Litoral.